El año de 1942 es un año esencial para la ciencia mexicana. El 30 de junio de ese año inicia sus actividades el Instituto de Matemáticas de la UNAM, cuya creación había sido aprobada por el Consejo Universitario desde noviembre de 1938 y que por problemas financieros tuvo que ser pospuesto por varios años. Sin duda, las matemáticas mexicanas alcanzaban en ese momento una masa crítica para dar arranque a sus instituciones, puesto que en el mes de noviembre de 1942 se firmaría el acuerdo de creación de la Sociedad Matemática Mexicana durante el Primer Congreso Nacional de Matemáticas celebrado en Saltillo Coahuila. Una muestra del reducido tamaño de la ciencia mexicana en ese momento lo ilustra el hecho de que los estatutos aprobados para la Sociedad Matemática Mexicana exigían que el Presidente y el Vicepresidente fueran doctores y en ese momento sólo había dos: Alfonso Nápoles Gándara y Carlos Graef, quienes ocuparon respectivamente los puestos.
La fundación del Instituto de Matemáticas es la culminación de los esfuerzos y sueños de dos personajes notables de la ciencia mexicana. El maestro Sotero Prieto y el doctor Alfonso Nápoles Gándara. Bajo su iniciativa se funda en 1932 la Academia Nacional de Ciencias 'Antonio Alzate' que reúne por primera vez a los interesados en las matemáticas superiores. En ese año comienzan a impartir las primeras cátedras de matemáticas en la facultad de Filosofía y Letras, lo que permite en 1935 el nacimiento de las carreras de matemáticas y física en la UNAM.
Sobre Sotero Prieto, Carlos Graef recuerda: 'En la evolución de las matemáticas en México, representa don Sotero Prieto al crítico que señala el bajo nivel desde el que hay que comenzar la ascención, y que exige honestidad en la ciencia, reconociéndola como una condición indispensable para el progreso; representa también don Sotero al maestro que forja toda una generación de matemáticos; y representa, finalmente, al hombre que abre la brecha, para iniciar a sus discípulos en el camino hacia la lejana meta que son las disciplinas matemáticas modernas'. Mientras que Alberto Barajas nos dice: 'De Sotero aprendimos que las matemáticas no son sólo la mas bella de las ciencias, sino también una pasión y un sueño. En la atmósfera tensa de su clase practicamos el enérgico deporte de la precisión mental. Poseedor de un gran talento matemático, no tuvo contacto con el oxígeno de la investigación internacional. Nacido en una época en que el ambiente científico era débil, sufrió las ilusiones ópticas del autodidacto. 'El autodidacto no es feliz', decía Sotero. Fue un espíritu incandescente, genial y ciego; generoso y cruel. Poderoso, desadaptado. Lo fulminaron los dioses el 22 de mayo de 1935'.
Es entonces Alfonso Nápoles Gándara el que mantiene vivo el entusiasmo por las matemáticas y desempeña el papel de promotor de la disciplina y formador de las siguientes generaciones de matemáticos. Recuerdo todavía en los años 80's escuchar de viva voz al Dr. Nápoles Gándara rememorar la decisión que tuvo que tomar al irse a realizar sus estudios doctorales en el MIT con la ayuda de la primera beca Guggenheim otorgada a un latinoamericano no residente en los Estados Unidos. O bien, decía, podía optar por una carrera rápida y especializada que lo preparara para realizar investigación de punta en un tema específico, o bien podía optar por una carrera más larga y menos espectacular que lo preparara en varios temas de manera que al regresar a México pudiese extender las enseñanzas en temas esenciales para la formación de investigadores. Nápoles optó por la segunda opción: acreditó catorce cursos semestrales de matemáticas superiores de categoría A con la máxima calificación, aprobando con honor once de ellos. En un lapso de año y medio.
Al fundarse el Instituto de Matemáticas, Nápoles Gándara es electo primer director. La investigación matemática se organiza en el Instituto en tres ramas generales: matemáticas puras, lógica y fundamentos, y matemática aplicada. La primera fue encomendada a Alberto Barajas y Robeto Vázquez, la segunda a Francisco Zubieta y la última a Carlos Graef.
Los primeros años del Instituto están profundamente marcados por la influencia de dos de los matemáticos más importantes del siglo XX. George Birkhoff, de la Universidad de Harvard, fue el primer matemático extranjero en visitar al Instituto en 1943 y 1944. Con Birkhoff realizaron su trabajo doctoral Carlos Graef y Alberto Barajas sobre una teoría alternativa de la gravitación universal que la propuesta por Einstein en la relatividad general. Birkhoff tuvo también gran influencia en los trabajos de geometría que realizan Robeto Vázquez y Javier Barros Sierra.
A partir de 1945 y durante 20 años, Solomon Lefschetz, de la Universidad de Princeton realizó largas visitas a México. Su trabajo en el Instituto fue esencial para la fundación de varias áreas de trabajo, entre otras, la geometría algebraica, las ecuaciones diferenciales y la topología algebraica. Varios estudiantes mexicanos obtuvieron sus doctorados en Princeton enviados por recomendación de Lefschetz. Su trabajo en México fue reconocido con el otorgamiento del 'Águila Azteca' por el presidente Ruiz Cortines.
Muchos de los grandes matemáticos mexicanos e ilustres personajes iniciaron su carrera en el Instituto. Quisiéramos recordar brevemente a algunos de ellos.
Alfonso Nápoles Gándara fue director del Instituto desde 1942 hasta 1964. Durante este tiempo el crecimiento de la planta de investigadores en matemáticas en México fue lenta, pues había menos de 20 doctores en 1960, pero muchos de ellos habían obtenido sus doctorados trabajando con los mejores matemáticos del mundo.
En 1956, se realiza en México el Symposium Internacional de Topología Algebraica que es recordado como uno de los acontecimientos más importantes del área. A través de este acontecimiento se dan a conocer las matemáticas mexicanas en el mundo. Poco después en 1959, se realizaría otro gran congreso internacional sobre ecuaciones diferenciales.
Roberto Vázquez fue director del Instituto de 1964 a 1972. En esta época inicia el seminario de Álgebra Homológica donde participan Vázquez, Humberto Cárdenas, algunos otros investigadores y estudiantes de ellos. Este seminario constituye el primer trabajo de grupo en México y es fuente de los primero trabajos doctorales realizados completamente en el Instituto.
En estos primeros años del Instituto fueron también investigadores José Adem que se separaría en 1962 para ser el primer director del CINVESTAV y crear en esta institución el importante centro de matemáticas que todos conocemos. El ingeniero Francisco José Álvarez quien promovió ante el rector Rodulfo Brito la construcción de Ciudad Universitaria en el sitio que ocupa actualmente. El ingeniero Javier Barros Sierra que llegaría a ser admirado rector de la UNAM. Guillermo Torres, director de la Facultad de Ciencias y miembro de la Junta de Gobierno, uno de los más grandes maestros de matemáticas de México.
Quiero de manera especial reconocer el trabajo de uno de los grandes maestros de esta Universidad y miembro fundador del Instituto, el Dr. Alberto Barajas Celis. Casi todos los matemáticos y muchos de los físicos de nuestra universidad reconocemos en Barajas una de las mayores fuentes de inspiración y entusiasmo por las matemáticas. En palabras de Bracho y Montejano: 'quién ha tenido el privilegio de conversar con Barajas, sabe que la generosidad y la honestidad intelectual que se manifiesta en cada una de sus palabras viene de muy adentro, viene de un ser humano casi intemporal por estar tan comprometido con su presente y por ser tan profundamente humano; da la impresión de hallarse en línea recta abierta y directa con el mismísimo Prometeo'.
Afortunadamente, muchos de los primeros miembros de nuestro Instituto han cumplido con fructíferas, largas carreras de investigación y docencia en la Universidad y continúan haciéndolo incansablemente día a día. Mi reconocimiento a nuestros maestros: Félix Recillas, Gonzalo Zubieta, Emilio Lluis, Humberto Cárdenas y Víctor Neumann. Ellos además de investigadores y docentes de matemáticas tuvieron la difícil tarea de crear las condiciones para que las siguientes generaciones de matemáticos pudieran dedicarse fundamentalmente a la tarea que querían realizar: hacer matemáticas.
En 1972,al cumplir 30 años, el Instituto contaba sólo con 20 investigadores. Actualmente cuenta con cerca de 100 repartidos en tres lugares diferentes del país: Ciudad Universitaria, Morelia y Cuernavaca. Mucho más trascendente aún es el que todas las escuelas de matemáticas que desde los años 60's han ido surgiendo en universidades del país, se han alimentado con estudiantes de la Facultad de Ciencias de la UNAM, estudiantes que sin duda, fueron alumnos de investigadores del Instituto.
El proceso permanente del Instituto de formar nuevas generaciones de matemáticos que después pasarán a alimentar otras instituciones y el proceso de creación de instituciones a partir de la nuestra, continúa. Sin duda, uno de los procesos más importantes y exitosos del Instituto en los últimos años ha sido la conformación y consolidación de sus sedes foráneas. Estas unidades están en un proceso de consolidación académica decisiva y han logrado ya una influencia notable en las matemáticas regionales.
Las ciencias en México son una actividad joven. En 60 años de actividad matemática moderna, contamos ahora en México con cerca de 300 doctores en matemáticas trabajando en varios centros de investigación, carreras de matemáticas en muchas universidades del país, posgrados en alrededor de 10 instituciones. Son muchos los logros que comenzaron con el trabajo pionero de un puñado de soñadores entusiastas y amantes de las matemáticas.
Nuestro Instituto ha logrado convertirse en una institución universitaria sólida y con tradición, pero al mismo tiempo dinámica y en pleno desarrollo. Nuestro Instituto ha sido fuente de generaciones de matemáticos que han creado instituciones a lo largo y ancho del país. Ha sido fuente de ideas, conceptos y teoremas que han pasado a formar parte , en algunos caos importante, del acervo de conocimientos del vasto reino de las matemáticas.
El pasado de nuestra institución nos enorgullece y su presente nos permite asegurar con convicción que el Instituto de Matemáticas habrá de seguir jugando un papel fundamental en el futuro de las matemáticas, de la vida universitaria y de la educación en nuestro país.
José Antonio de la Peña
Director del Instituto de 1998 a 2006
Memorias del 60 aniversario del Instituto de Matemáticas