La Universidad es prodigiosa. Al entrar a la Preparatoria nos desorienta la riqueza de las posibilidades humanas. En nuestra mano está ser jurista, escritor, político, ingeniero o banquero. Pero unas voces misteriosas, que me hablaban en los corredores de la Escuela, me fueron guiando con gran sabiduría y firmeza. Me revelaron que yo no era novelista, ni abogado, ni historiador, ni hombre de negocios. Yo era matemático.

Les recuerdo que matemático no es el nombre de un talento sino de una pasión.


Alberto Barajas (1913-2004)