Célebre matemático mexicano del siglo XVIII, nacido en la ciudad de Santa Fe y minas de Guanajato en 30 de Marzo de 1739, de padres pobres. Fue colegial en Méjico del de San Ildefonso, y después del Seminario Tridentino, donde se le dió una beca de gracia por haber coordinado la biblioteca. Pasó a Mazatepec a ser maestro de escuela de niños.
Sacóle de entre aquéllos don Joaquín Velázquez de León, y le persuadió a que se dedicase al estudio de la medicina y ciencias exactas, le compró libros, y dándole las primeras lecciones de matemáticas, le inspiró tanta afición a ellas que, habiendo pocos años después pasado a California de orden del gobierno para la observación del paso de Venus por el disco del Sol, dejó a Bartolache por substituto de la cátedra de matemáticas, que desempeñaba aquel sabio en la universidad, en la que recibió el grado de doctor en medicina, y falleció siendo catedrático en propiedad de matemáticas. Escribió: Lecciones matemáticas (Méjico, 1769), Mercurio volante con noticias importantes y curiosas sobre varios asuntos de física y medicina (Méjico, 1772),Disertación apologética de ciertas Pastillas (defendida por el autor en el teatro de la universidad literaria por espacio de tres días), Instrucción para la cura de las Viruelas epidémicas (Méjico, 1779), Discurso de Luis Cornaso sobre la Vida sobria (traducido al castellano), Observación astronómica del paso de Venus por el disco del Sol (publicada en Méjico y en París), y Manifiesto satisfactorio. Entre las opiniones raras del doctor Bartolache sobre las circunstancias del milagro de la Aparición de Nuestra Señora de Guadalupe, fue una la de que el ayate, tilma, capa o mantadel indio Juan Diego, en que se estampó la imagen, no es de hilo o pita de magüey, sino de palma. Desde luego pareció arbitrario e improbable aquel modo de pensar y sufrió su autor muchas impugnaciones. En respuesta escribió don Francisco Sedano un Manifiesto, en el cual refuta plenamente los errores de Bartolache.» (Enciclopedia universal ilustrada europeo-americana, José Espasa e Hijos, Barcelona 1910, tomo VII, pág. 988.)
(Tomado de: http://www.filosofia.org/ave/001/a267.htm)