Juan José Rivaud Morayta

Juan José Rivaud Morayta (1943-2005)
extraordinario amigo, maestro, educador, divulgador de la ciencia, un intelectual.
Amante de la buena comida y de las buenas bebidas, gran cocinero, como pocos.

Juan José Rivaud Morayta
Extraordinario maestro, educador, y divulgador de la ciencia

GERARDO HERNANDEZ 


Juanjo, quien en documentos oficiales aparecía como Juan Jose Rivaud Morayta, tenía un rostro amable, pero la ocasional brusquedad de gestos y movimientos, en un cuerpo de esos que aparentan ser mas grandes de lo que en realidad son, acababa por inhibir a los extraños. Juanjo era de sonrisa fácil, de risa contagiosa, inusualmente cálido. Todos saben que amaba comer y beber, y que sus producciones culinarias eran deliciosas, pero yo creo que lo que mas gozaba era compartir la comida, en un ambiente de confianza, jolgorio y conversación viva.

Compartía también su casa, las fotos de sus cactus, su música, sus libros, las historias familiares y laborales de los colegas de la comunidad matemática que quién sabe como obtenía y que nunca olvidaba, y su tiempo, sobre todo su tiempo. Por eso su matemática era una matemática social. Aquella que se platica y que es imposible abordar sin una sonrisa, resultados y métodos transmutados en anécdotas. Como la fuente natural de tales joyas se encuentra en la historia, se zambullo en la historia de la matemática a la manera de los gambusinos, perdida la atención en lo minúsculo que esconde la arena, avidamente absorto en lo pequeño, extrañamente ajeno al panorama abierto. Gambusino excéntrico, Juanjo buscaba el oro para compartirlo. Pepita que encontraba le quemaba las manos y no descansaba hasta haber comunicado sus hallazgos. Sin alquimia que mediara, la matemática era oro para Juanjo. Era absolutamente básica para estructurar el pensamiento y depurarlo. Por eso puso tanta atención en su enseñanza, y por eso su compromiso en acercarse a los maestros que la ensenan. Viajó por el país dando cursillos, escribió artículos y libros de divulgación, y trató de comprender la matemática de objetos olvidados, como mapas y embarcaciones premodernas, y todo fue marino por un tiempo, y todo fue marino para siempre, pues sus cenizas se perdieron en el mar.

Y Juanjo descubrio un mundo. Juanjo siempre descubría cosas. Alguna lectura a la que apenas se asomaba, alguna platica, un dibujo, eran objetos de descubrimiento, es decir, objetos para ser vistos e interpretados de forma fresca, nueva para todos o nueva para el, era 
lo mismo, era nueva y eso era importante. De modo que la sucesion Snell-Fermat-Bernoulli fue irresistible: geodésicas hiperbólicas explicadas por la ley de Snell. Por un tiempo ese argumento fue solamente una joya mas de esas que Juanjo encontraba y comentaba hasta la saciedad. Una de esas repeticiones tuvo una presentación diferente: un habitante del plano hiperbólico la daba como solución a un problema. Ese pequeño habitante pronto tuvo nombre: se llamaba Hiperbólico y era matemático. Como buen matemático no se conformó con un resultado aislado, había que encontrar respuesta a mas problemas, y el mundo de Hiperbólico empezó a llenarse con geometría propia. Como hiperbólico era el nombre de una geometría, Juanjo pensó en llamar a su habitante de otro modo, se llamaría Hiperbolico, así, sin acento.
Lo ensayó muchas veces, pero como la mayoría de sus colegas no entendía bien ese nombre (“¿hiper-borrico?”) y mentalmente acentuaba la palabra, Juanjo fue renunciando a ese apelativo y acabo llamándose como debía. Lo importante era que ya existía un mundo donde refugiar las ideas. El mundo de Hiperbolico se convirtió en proyecto.

 

      Mixbaal2012-03.pdf    


(De http://mat.izt.uam.mx/mat/documentos/revistaMixbaal/Mixbaal2012-03.pdf )

Pensamientos de Juan José Rivaud Morayta

A pregunta sobre si las matemáticas son ciencia, arte, lenguaje o juego, contestó (Juan José Rivaud): “¡Son la ciencia! pues proporcionan el marco teórico para poder plantear, entender y resolver muchos de los problemas de las otras disciplinas. Su poder explicativo y deductivo es algo que no deja de sorprendernos, y va desde ciertos momentos de la vida cotidiana hasta las preguntas más profundas acerca del origen del Universo. Las matemáticas no son fáciles, ¡ninguna actividad realmente interesante lo es!, pero no son imposibles y el entenderlas produce un gozo difícil de describir”.